“El Señor llamó a Samuel,… Samuel todavía no conocía al Señor, ni su palabra se le había revelado. Por tercera vez llamó el Señor a Samuel..»» 1 Samuel 3
Dios en su soberanía, nos sorprende con sus formas de llamar a sus servidores. Hay casos que son hasta extraños, pues humanamente pueden tener algo de incoherencia. Por ejemplo llamar al servicio a alguien que no conoce a Dios. Hoy será el turno de hablar sobre el «llamado de Samuel«.
Este tipo de llamado podríamos nombrarlo también como el llamado de quienes practican la religión. Como bien sabemos practicar una religión no implica ser salvo; pero sí podría implicar una búsqueda genuina a Dios por parte de quien le quiere servir.Es interesante ver que Dios no hace realmente acepción de personas. Todos sabemos que Dios tiene llamado para quienes le conocen, pero parece difícil que lo tenga para quienes no le conocen. En nuestras iglesias estamos llenos de presonas que parecen cristianos, pero que realmente aun no han tenido una experiencia de salvación. Estas personas vienen a los servicios dominicales, cultos de oración, células de discipulado, incluso algunos salen a evangelizar. Pero lo cierto es que aun no han recibido la salvación, por ende tampoco al Espíritu Santo.
Sin embargo estás personas fueron escogidas por Dios para un propósito eterno que comienza en la tierra. Como líderes, ahora que entendemos este llamado de Samuel, podremos reconocer en nuestras iglesias que Dios ha traido personas que después que comienzan a servir es cuando conocen al Señor. Tal vez tú mismo, fuíste llamado de esta manera. El reto del liderazgo es reconocer dónde los podría utilizar Dios. Abrir oportunidades de servicio para nuevos creyentes es una maravillosa práctica, pues afianza las convicciones y da sentido de pertenencia.
«Entonces Elí se dio cuenta de que el Señorestaba llamando al muchacho.
—Ve y acuéstate —le dijo Elí—. Si alguien vuelve a llamarte, dile: “Habla, Señor, que tu siervo escucha.» 1 Samuel 3:8,9
Espero que con estas líneas, nuestro liderazgo pueda ser sensible al llamado de Dios a nuevos creyentes, y que podamos ayudar a los pequeñitos en la fe a reconocer la voz de Dios en sus vidas, así como lo hizo Elí a Samuel.
Nos leemos pronto, bendiciones.
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